
Con el hambre genial con que las plantas asimilan el humus avarientas, deglutiendo el rencor de las afrentas se formaron los santos y las santas.
Obsesión casi asnal, para ser fuerte, nada más necesita la criatura, y en cualquier infeliz se me figura que se mellan los garfios de la suerte . . .
¡Todos los incurables tienen cura cinco segundos antes de su muerte!
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